Todo salió tan bien que al otro día ya estabamos en la casa con guagua nueva.
Lo divertido fue ver la emoción y felicidad de la Violeta. Ella estaba tan contenta de conocer a su hermano Tomás que no para de saltar y de decir -Qué bueno!!! llegó Tomás!!-. De hecho lo quizo alzar al Tomás apenas lo vió y no ha parado de darle besitos. Ademas que el Tomás le trajo un "Doki", con lo cual todo ha sido alegria. Esperemos que esto dure, aunque sabemos que en algún momento los celos aparecerán.
Lo único malo fue que el "chinito" Tomás nos salió más estreñido que el Papá y la Violeta juntos. Se demoró cerca de 48 horas en evacuar el meconio (primera defecación que acumula todo lo que la guagua consumió en la panza) lo que nos significó una ida a urgencias en la clínica. Por suerte todo no es más que un estreñimiento severo el cual tenemos que observar ante otro síntoma (vómitos, abdomen distendido y otros).