lunes, 9 de diciembre de 2013

Frozen: el lento y no-lineal avance de Disney

Ayer fuimos a ver "Frozen" con los chiquitines. Las películas de Disney, incluyendo casi todas las de Pixar, son bien difíciles para nosotros porque, por lo general, se dividen en dos tipos: en las más recientes, los protagonistas son figuras masculinas mientras las mujeres o hembras son personajes marginales que en el mejor de los casos ayudan al héroe a lograr su empresa, y en el peor, llegan al final a dar un beso de amor o simplemente no existen; en las clásicas, las protagonistas son mujeres pero son princesas y botines de guerra a la vez, que deben esperar a que las rescate un príncipe, mientras hacen tareas domésticas, duermen, o tratan de convertir a bestias en príncipes... Mejor dicho, ninguna de estas pasa un sencillísimo test: tener a más de un personaje femenino como protagonista, que dichas féminas hablen entre sí por más de un minuto, y que su conversación no sea acerca de hombres o el amor de pareja. En este contexto, Frozen representa un significativo avance que a mi juicio había sido medianamente iniciado por Tinkerbell y la pequeña sociedad de hadas absolutamente feminizada, cuya protagonista es una constructora orgullosa de su capacidad de innovación, que no anda buscando el amor y que jamás espera ser rescatada. El cambio fue seguido después de muchos años por Brave, una princesa que se niega a seguir las reglas que le impone su posición y a reproducir los estereotipos de género, para lo cual emprende una lucha, que al final termina siendo complicidad, con su madre. Frozen propone tres interesantes progresos: El primero y más importante de todos, es una película cuyas protagonistas son dos mujeres que no parecen tener problemas con su identidad de género, ni tienen que luchar para ser respetadas por ser mujeres -o al menos no tanto-. Claro, uno podría hilar más fino y ver cómo se asocia la imagen de la mujer que es diferente con la de la bruja, y cómo parece inevitable que alguien siempre piense y mencione el tema del matrimonio, frecuentes estereotipos femeninos, pero bueno, comparado con La Bella Durmiente y Blanca Nieves, este avance es importante. Justamente el segundo progreso tiene que ver con la crítica que esta película intenta hacer a las clásicas. Finalmente alguien cuestiona que tanto hombres como mujeres quieran casarse y comprometerse con tan sólo verse (una buena frase de la película es algo como "Cómo puedes comprometerte con alguien con sólo un día de conocerlo, acaso tus papás no te dijeron nada acerca de los extraños?... ya sabes acaso cómo come o cómo se hurga la nariz?). La película pone absolutamente en ridículo la idea de andar buscando el amor de la vida encarnado en un príncipe azul y lleno de romance... eso se agradece.El último progreso ,que a mi juicio amerita señalarse, es que sea una mujer quien emprende la tarea de rescatar a otra mujer, y no porque sea o quiera ser una heroína, sino por pura responsabilidad con sus propios actos y por lealtad, es decir, no está motivada por un botín de guerra. Pero al lado de esos progresos, Disney sigue sin desprenderse de sus clásicos sesgos y estereotipos (de género). Todavía no he podido entender cómo siendo tan creativos para la animación, efectos y demás, estas películas no han logrado un recurso distinto al de la orfandad para generar empatía con el público. Realmente hay que matar a los padres y/o madres al principio para hacer una buena película? Más allá de eso, el tema es que en películas que claramente tienen un público femenino, el amor (romántico) parece que no puede estar ausente. No tengo nada en contra de ese amor, pero por qué asumimos que si no se mete este elemento a las películas para las niñas entonces la película no será interesante? Se tienen que enamorar todas? Y todas de aquel que prueba su valentía hasta poner su propia vida en peligro (algo exageradamente extenuante y exigente como factor que define la masculinidad, porque las mujeres no somos las únicas víctimas de estas pelis)? Por último, aunque la heroína es una mujer salvando a otra mujer, la empresa no puede ser lograda sin la ayuda de un hombre. Mi hermana dice que se trata del trabajo en equipo, pero en realidad, la ayuda podría haber provenido de otra fuente y ser un trabajo de equipo más equitativo, pero lo cierto es que al plebeyo le toca casi sacrificarse por completo para ayudar a la dama a lograr su cometido y salvar su vida. Solamente así obtiene su amor (pobre tipo). Muchos de estos elementos habían sido superados por Brave y Tinkerbell pero volvemos a caer, así que podríamos pensar que el avance de Disney además de lento, no es lineal. Dicho esto, Frozen no suena muy distinta a las clásicas películas de Disney. No obstante, insisto, comparado con La Bella Durmiente, el cambio es visible (no lo es en el cuerpo de los personajes que siguen atados a las normas de la belleza occidental y contemporánea: esbeltez/robustez -cinturas imposibles, músculos insensatos, "Blancura" aún en los personajes de otras razas, etc.).En todo caso el hecho de que hayan tenido que pasar 54 años para ello es un poco desalentador. No podemos privar a Violeta y Tomás de ir al cine a ver las películas que ven todos sus amiguitos, así que creo que tendremos que pasar otros tantos años luchando por mostrarles los problemas que tienen estas versiones y esperar, con buena fe, a que nos crean más a nosotros, que a Disney...